viernes, 30 de abril de 2010

LA AMADA HACE ENCAJE DE BOLILLOS




-¿Qué estás haciendo?
-Encaje de bolillos.
-¡Labor de araña!
-Casi de poeta.
-¡Orgullosa!
- ¡ Que no! Acércate, mira
y admira, si comprendes, la tarea.
Torcer y retorcer hilos sutiles
como palabras bellas,
y hacer con ellos rosas,
laberintos, cadenas,
nubes de blonda y gasa,
redes de tul para prender estrellas.
¿No te parece un sueño
toda esta sutileza?
Arquitectura frágil y florida,
frágil como un poema,
florida como un prado
"por el influjo de la primavera"
¿Te ríes de la cita? Muy mal hecho;
para ser encajera
concienzuda y artista
hay que tener erudición poética.
Yo aprendo de los sonetos de Petrarca
á tejer más perfectas
las rosas de mi encaje,
y pensando en las trenzas
de Laura, cuando muevo los palillos,
suelo soñar que suenan
á palabras de amor que alguien suspira
para mí. ¡Si supieras
cuántos palacios de ilusión y ensueño
á compás de las manos que manejan
agujas y palillos
van tejiendo con el hilo y la seda
sobre el fondo del tedio cotidiano
las almas de mujer, siempre en espera
de la flor que la vida les promete
y que llega...ó no llega!
¡Es triste ser mujer, ¿verdad, chiquillo?
sentir tanta impaciencia
como el hombre que más por la ventura,
y el amor y la guerra
del pensamiento contra el pensamiento,
y tenerse que estar la vida entera
sentadita á la orilla del camino,
engañando las horas con la rueca,
esperando á que pase el caballero
que viene de vencer á la quimera
y busca el premio de unos dulces ojos!
¿Y si no pasa? ¿Y si la primavera
se va y nacen arrugas en la frente
sin que la vida cumpla su promesa?
Por fortuna la aguja
corre que corre, y los palillos vuelan,
y la ilusión florece al sortilegio
de las manos de cera
en los jardines bordados
en rosa de hilo y seda,
en marañas de encaje
que con dulce impostura nos consuelan
de la esperanza y la esperanza,
del tedio, del olvido y de la ausencia.
Tú que pasaste á tiempo por mi vida
y paraste á mi rueca:
por la cancion que se durmió en la rota
maraña, haz un poema
para el sueño de la interminable
acostura; para el vuelo de la hebra
aire arriba, aire abajo;
para el ruidito con el que la encajera
le van mintiendo amores los palillos;
para las niñas que bordan y esperan
Acaso ellas lo lean en un día
de más honda tristeza,
y suspirando agradecidamente,
perfilen una flor para el poeta.


Poema de G. Martinez Sierra, incluido en su libro "La casa de la primavera" publicado en Madrid en 1907, a modo de prologo aparecen una serie de poemas escritos por otros autores del momento: Rubén Darío, Juan R. Jiménez, Antonio Machado, Eduardo Marquina, Charles Guérin etc.


El libro lo podéis descargar AQUÍ

jueves, 29 de abril de 2010

APRENDER A ESCRIBIR BORDANDO

Museo del traje: Fuente y ficha de la foto: Aquí

(Dechado del Museo del traje de Madrid, aparte de las letras y los números aparece el nombre de la niña y de la maestra.)

Los dechados forman parte de nuestra historia desde antiguo, aunque ahora parece que el termino ingles esta más de moda "Samplers." Hay libros preciosos dedicados a ellos, generalmente públicados en ingles.
Los dechados eran practica corriente en el aprendizaje de las niñas al igual que lo eran otras actividades como los bolillos, el punto o aprender a hacer su propia ropa.
Normalmente son los samplers ingleses los que mas se copian en la actualidad, e incluso se trata la tela para imitar el aspecto antiguo.
Hoy os propongo un paseo por algunas piezas de origen español que se guardan nuestros museos.

Fuente de la foto: Aquí




En la Biblioteca Nacional Española se pueden ver desde su remodelación en 2007 la colección de Dechados de la Universidad Complutense de Madrid en la sala "La escritura y sus soportes".

Mensualmente la Biblioteca Nacional designa una pieza de entre todas las del museo sobre la que se imparte una conferencia, además de varias pesentaciones de la pieza a pie de vitrina. Este último mes de febrero la pieza escogida fue el dechado que veis abajo





Tenéis un PDF que os podéis descargar sobre la conferencia de la pieza del mes de febrero de 2010 de la Biblioteca Nacional de Madrid: "Dechado marcador, a cargo de María Teresa León-Sotelo Amat, del Museo Textil de la Universidad Complutense de Madrid."
Tiene poco texto pero muy ilustrativo además de una gran cantidad de fotografías sobre de las labores que realizaban las niñas en las escuelas hasta bien entrada la mitad del siglo XX







Clik en la imagen para descargar



Pagina de la Biblioteca Nacional:Aquí

sábado, 24 de abril de 2010

LAS ENCAJERAS EN EL ARTE

Fuente de la foto: Aquí



The lacemaker's cottage
Autor: David Woodlock (1842-1929)

jueves, 22 de abril de 2010

TSILA GOLDSTEIN´S photostream



Fuente de la foto: Aquí


Expressión


Cuadro perteneciente a la serie "The lacemaker series" duecinueve cuadros preciosos que podeís ver en la pagina de la artista en Flickr. Espero que os gusten tanto como a mí.

martes, 20 de abril de 2010

"PEQUEÑA" ESCUELA DE ENCAJERAS



Para las que os gustan las miniaturas
podéis ver esta pequeña Escuela de Encajeras.
La empresa se dedica a hacer pequeños muebles en miniaturas de gran calidad.

sábado, 17 de abril de 2010

EL PICASA DE ANA




Antiguos picados para hacer encaje, monogramas para bordar, muestrarios de crochet... Como hacer corbatas, todo esta en estas revistas que amablemente nos comparte Ana

viernes, 16 de abril de 2010

LAS ENCAJERAS EN EL ARTE

Fuente y ficha del cuadro :Aquí





LA ENCAJERA
Autor: Bernhard Keilhau (1624-1687)

jueves, 15 de abril de 2010

MARISA HERMIDA, ENCAJERA





María Bissacco siempre nos anima a hacer nuestros propios diseños, a dar un paso adelante buscando la creación propia.


Hoy esta orgullosa, con ese orgullo especial que solo nuestros padres y maestros son capaces de sentir por nosotros.


Me escribe María y me reenvía el email de Marisa su alumna. "... estoy aplicando las enseñanzas de una profe encantadora María Bissacco . Esta profe me pregunto que piezas tenia yo de mi creación y eso me hizo pensar... Usted me dio ese empujoncito que necesitaba..."

"Muchimas gracias por su sabiduría y por compartila. Siempre agradecida. Un biquiño Marisa"


Marisa le manda esta foto, es un collar con el que quedo finalista en el I concurso de encaje de Camariñas.
Quiere saber la opinión de su maestra.


María comparte conmigo su correo, me cuenta que esta satisfecha y orgullosa de haber sabido transmitir a su alumna la la fuerza para crear sus propios diseños.


"... traté no solo de enseñar a girar los pares, sino también a pensar y entender el por qué. La mayoría no saben dibujar, pero algunas desconocen que tienen la capacidad, con un poco de empeño se pueden ejecutar dibujos decorosos.


Marisa quería crear y María le aconsejo insistir y probar. "que quiso las hojas, tuvo que dibujar hojas"

" ...Sus palabras me han emocionado y complacido, pero el mérito es solo suyo. Yo me quedo con la satisfacción de haber logrado estimularla y darle confianza, ha sido la mayor recompensa. ¿Debería ser éste la finalidad de cualquier curso, no crees? "


Pues lo que yo creo es que un profesor@ debe motivar a sus alumnos, saber evaluar sus capadidades y sacar lo mejor de cada uno, acompañarlos por el camino del aprendizaje y luego dar ese pequeño empujón para que vuelen por si mismos.

No todos servimos para la enseñanza, pero leyendo vuestros correos queda claro que esta alumna encontró la profesora que necesitaba.


Solo me queda felicitar a Marisa por haber sido seleccionada, seguro que esto no es más que el principio... ¡Espero recibir más emails de María presumiendo de alumna!


Pagina We de la alumna: http://artemarisaho.com/10.html

Pagina Web de la Profesora: http://www.mariabissacco.it/nuovo/

lunes, 12 de abril de 2010

SEPTIEMBRE (Las Estaciones) Julia de Asensi




Diana cazadora llamaban a la hija del conde de San Felipe, todos los conocidos de éste. Era una hermosa niña que cuando contaba escasamente tres años había quedado huérfana de madre y a la que su padre había dado una educación completamente varonil.

Él hubiera deseado tener un hijo y el cielo no le habla dado más descendiente que aquella criatura que, contrariando todos los gustos e inclinaciones con que la naturaleza la había dotado, montaba a caballo muy bien, cazaba a la perfección, manejaba la bicicleta como un consumado ciclista y no conocía ni las labores ni los juguetes propios de su sexo. El padre era feliz así y Diana parecía estar conforme con su suerte.

Para el primero de Septiembre, día de la apertura de la caza, el conde había convidado a muchos de sus amigos, damas y caballeros, a ir a una gran posesión que tenía en la provincia de Toledo, donde esperaba pasar una semana deliciosa entregado a su distracción favorita. Había regalado un hermoso caballo y una buena escopeta a su hija para la fiesta cinegética. Diana había recibido ambos obsequios con gratitud, pero sin entusiasmo.

Toda la gente del cercano pueblo había salido a la carretera para ver la soberbia cabalgata compuesta de muchas amazonas, entre las que descollaba por su juventud y su belleza la hija del conde, varios caballeros con el traje de cazador, numerosos servidores y muchos perros limpios, bien cuidados, que tan importante papel habían de hacer aquellos días.

Dos niños de seis a ocho años se habían adelantado hasta la señorita, que llevaba el caballo al paso como sus compañeros para no atropellar a aquella multitud que salía a su encuentro, entregando a Diana dos ramos de flores del campo que ella aceptó reconocida.

La niña, que era la mayor, iba vestida con un trajecito blanco, el de los días de fiesta, y el niño con uno gris de pantalón corto y blusita del mismo color. Ambos tenían el cabello castaño, la tez curtida por los rayos del sol, el semblante alegre y risueño y cierta distinción en su porte que contrastaba con la de los otros aldeanos.

Diana se informó de quiénes eran, sabiendo por los criados que el padre de aquellos muchachos era uno de los guardas de la posesión del conde.

Llegados los expedicionarios a ésta, almorzaron opíparamente y luego empezó la cacería ocupando cada cual el puesto que le fue designado.

Aquel día se cobraron muchas piezas y los cazadores, que se habían divertido en grande, se acostaron rendidos después de la cena.

Al lucir el alba ya estaban todos en pie y dispuestos a pasar el día como el anterior. La hija del conde, a la que cansaba pasar tantas horas seguidas en el puesto, propuso a una de sus amigas dar un paseo por la posesión llevando las escopetas por si se presentaban ocasiones de cazar algo. Un criado las seguía a respetuosa distancia y el perro Ton que era el favorito de su ama. Éste se detuvo de pronto en uno de los sitios más bellos del camino.

-Atención, dijo la niña, por aquí debe de haber algún conejo.

Y ya se disponía a apuntar cuando vio salir de detrás de unas matas a dos niños que se arrojaron a sus pies. El perro seguía olfateando.

-¡Qué imprudencia! Exclamó Diana, podíamos haber tirado sin veros y causado una desgracia. Levantaos y responded.

Se fijó bien en las criaturas y reconoció en ellas a las que la víspera le habían dado los ramos de flores.

-¿Qué queréis? Les preguntó.

-Habla tú, Guadalupe, dijo el niño a su hermana.

-Señorita, empezó la niña, perdone usted el atrevimiento, pero en esa madriguera vive Minguín con su mujer y sus hijos, y yo le suplico que no los mate. Desde que nació les conocemos y a todos los queremos mucho. Cuando nos acercamos y les traemos algo de comer salen y no se asustan de nosotros.

-¿Pero hablas de alguna familia de conejos? Preguntó Diana, con interés.

-Sí, señorita, respondió Guadalupe. El padre nació un domingo hace cerca de un año, le llamamos primero Dominguín y luego para hacer más mono el nombre, Minguín. A su padre y a su madre les cazaron cuando él era muy chiquito y nosotros le traíamos el alimento, así es que nos ha querido siempre mucho. Hoy no sale asustado por los tiros, ni su mujer ni sus hijos tampoco; pero el perro los sacará y si ustedes los matan mi hermanito Pablo y yo tendremos un pesar muy grande.



-Pero, dijo la hija del conde, si se quedan ahí cualquiera los cazará, si no hoy otro día. ¿Por qué no los lleváis a vuestra casa? ¿O no hay allí donde tenerlos?

-Sí, señorita, en nuestra casa hay un gran corral con conejera, pero está vacía porque estos conejos no son nuestros y mi padre no quiere, y con razón, que nos los llevemos.

-Bueno, prosiguió Diana, pues di a tu padre que tiene permiso para cogerlos y encerrarlos allí. El mío, que es muy complaciente y nada me niega, accederá a mi petición aprobando lo que hago. Mañana iré a tu casa y deseo que ya estén los conejos en el corral. ¿Hacia dónde vives?

-Allí, respondió la niña, señalando una casita de un solo piso que se veía entre los árboles a corta distancia.

-Pues hasta mañana, Guadalupe y Pablo.

Besó cariñosamente a los niños, llamó con imperio a Ton, que no quería apartarse de la madriguera, y continuó su camino seguida de su amiga, del criado y del perro.

A la hora de la comida contó a su padre lo que le había ocurrido con los hijos del guarda, y al conde le pareció bien lo hecho por su hija.

Al día siguiente Diana, acompañada de la misma amiga con quien iba la víspera y de un criado que llevaba alguna caza destinada a sus protegidos, se dirigió a la casita a cuya puerta la esperaban Guadalupe, Pablo y su madre, una sencilla aldeana alta y robusta. El guarda, en cumplimiento de su deber, estaba en el monte y no pudo recibir a la hija de su señor.

Diana vio todas las habitaciones, que eran espaciosas y ventiladas, el corral donde había algunas gallinas y un gallo, la conejera en la que estaban instalados Minguín, su mujer y media docena de hijos; todo muy limpio y arreglado. Pero lo que más llamó la atención de Diana fueron las labores de Guadalupe a la que enseñaba a coser y bordar su madre. Tenía además de aquellos primores una almohadilla con muchos alfileres en la que la niña tenía empezado un encaje de bolillos , que parecía una labor de hadas.

-¿Me enseñarás a hacer esto? Preguntó la hija del conde.

-¡Ah! Sí, señorita, con mil amores, respondió Guadalupe.



Y desde aquel día Diana y su amiga se iban a la casita del guarda, donde dejaban en un rincón las descargadas y ociosas escopetas, y aprendían con ahínco aquellas labores hacia las que se sentían más atraídas que a la caza. Algunas veces almorzaban allí gustándoles más la sabrosa comida de los campesinos que los finísimos platos que condimentaba un cocinero francés.

La cacería que debía de haber durado una semana se prolongó muchos días más. Diana sabía ya hacer el maravilloso encaje y otras labores, cuando Guadalupe le enseñó una muñeca que su madre le había comprado en la feria del pueblo en el mes de Septiembre del año anterior por la Virgen de las Mercedes. No era la tal muñeca ni buena ni bonita, pero estaba vestida con tanta gracia que cautivó desde luego a la hija del conde, y al llegar de nuevo la feria, Diana fue a ella con Pablo, su madre y su hermanita, y como siempre tenía dinero que le daba su padre, compró a los niños del guarda muchos juguetes y adquirió para sí un precioso bebé en cuya canastilla trabajó no poco ayudada y dirigida por sus nuevas amigas.

Grande fue la sorpresa del conde cuando al entrar una mañana en la habitación de su hija halló a ésta meciendo en sus brazos al muñeco, rodeada de telas y prendas de vestir al bebéy en otro lado el encaje de bolillos muy adelantado ya. Como él ignoraba que Diana supiese hacer aquello, se quedó estupefacto.

-Pero, murmuró, ¿te gustan a ti esas cosas?

-Sí, papá, contestó la niña con entereza, más que cazar y que montar a caballo y en bicicleta.

El conde permaneció algunos instantes meditabundo y al fin dijo:

-Quizá tengas razón. Si naciste niña ¿para qué he de obstinarme en que adoptes los gustos y las maneras de un muchacho?

Diana llevó a su padre a la casita del guarda y los dos protegieron siempre mucho a sus habitantes.

Desde entonces la niña compartió el tiempo entre el sport para complacer a su padre y las labores propias de su sexo.

Minguín murió de viejo dejando feliz y numerosa descendencia.




Fuente del Texto: Aquí

jueves, 8 de abril de 2010

LAS ENCAJERAS EN EL ARTE

Fuente de la foto y ficha del cuadro: Aquí




LA ENCAJERA
Autor: Hendriks, Wybrand

martes, 6 de abril de 2010

COMO RECONOCER UNA MANTILLA DE BLONDA HECHA A BOLILLOS

Bueno pues aquí me tenéis, vestida de princesa en busca de príncipe encantado, o de Isabel la Católica, lo dejo a vuestra elección.
Hace un tiempo me traje de mi casa materna una caja llena de fotos antiguas, eran esas fotos que por algún motivo no merecieron en su día estar en el álbum familiar.
Tenia completamente olvidado ese "traje maravilloso", producto del reciclado de una cortina del domitorio de mis abuelos y que mi madre completo con una antigua mantilla.


Al ver las fotos lo primero que recordé era el tacto tan agradable que tenía y empecé a preguntarme que habría sido de ella.
-¿Mamá te acuerdas de aquella mantilla que...?
-No se...
El fin de semana siguiente apareció en casa con la mantilla ¡Si es que tengo una madre...! Lo guarda todo.


La mantilla fue un regalo de una vecina ya anciana a mi madre...
-Toma para cuando te disfraces...
Os digo esto porque poco se de su origen, salvo que la pobre esta ya para pocos trotes.

Pero nos sirve muy bien para recordar como diferenciar una mantilla de bolillos de las bordadas en tul mecánico.
Es un ejemplo muy típico de blonda catalana en la que se usan dos tipos de hilo de seda, uno más fino, retorcido con el que se teje el fondo y luego los dibujos están hechos con uno mas grueso, de seda sin retorcer.

Lo mas característico para la diferenciación es el bucle que se crea por el alfiler que se pone en el extremo, la mantilla de tul se recorta contorneando el dibujo y el hilo del tul aparece cortado en vez de volver sobre si mismo.

Además en las mantillas de tul bordado los nutridos que aparecen dentro del adorno floral son bordados mientras que en las mantillas de encaje de bolillos son trabajados con los palillos.

lunes, 5 de abril de 2010

NHANDUTI DE ATIBAIA


No me resisto a haceros una reseña sobre la ultima entrada de Elizabeth en su blog Nhanduti de Atibaia "Mantelería en encaje de Nhanduti". Es una pieza preciosa, una explosión de color. No olvidéis hacer "clik" en la foto para ampliar y verla en todo su esplendor.
¿Un traje de novia de Nhanduti? juzgar por vosotras mismas.

sábado, 3 de abril de 2010

DE POSTRE TORRIJAS...

Quería haceros la clásica entrada de Pascua compartiendo algo tradicional de estas fechas. La inspiración me vino de una amiga que me llamó ayer para preguntarme como hacía las torrijas.

Las torrijas es nuestro postre típico en Semana Santa. Es muy sencillo de hacer y hay infinidad de variantes de la receta tradicional. Seguro que entre mis lectoras españolas ( que son mayoría) habrá muchas recetas mejor que la mía, pero especialmente para las que sois de fuera os comparto la que yo hago.

Se necesita una barra de pan de torrijas, que se puede sustituir por una barra de pan normal, conviene que este algo seca para que absorba mejor.
Dependiendo del tamaño que queráis obtener cortar el pan recto o sesgado, el ancho de la rebanada aproximadamente un dedo de señora o un poco más.
Para una barra ponéis a hervir un litro de leche con una rama de canela, un trozo de cascara de naranja y otro de limón. Remover para que no se os salga la leche ni se os queme, hacerlo fuego medio para que tome más el sabor, cuando va a hervir se separa del fuego se añaden dos cucharadas de azúcar y se deja templar. (Si se echa sobre el pan cuando esta caliente sera muy difícil manejarlo)
Poner la leche con un cucharón sobre las rebanadas del pan y un poco del fondo de las fuentes para que se empapen bien.
Colocar una sartén al fuego con abundante aceite, (el aceite se ensucia bastante así que podéis usar aceite de girasol)
Batir un par de huevos (puede hacer falta alguno más), meter las torrijas y rebozarlas con el huevo, escurrir un poco y con cuidado poner el la sartén, freírlas a fuego fuertecito hasta que estén doradas, sacarlas y escurrirlas en papel de cocina.
Hacer un almíbar claro con una ó dos tazas de azúcar (depende de lo dulce que os guste) y agua, al almíbar se le añade un chorrito de cointreau y unos trozos de piel de naranja que luego se retiran. cuando este tibio bañar las torrijas con el almíbar, cada cierto tiempo darles vuelta para que se empapen bien.


Fuente de la foto:http://historias-matritenses.blogspot.com/2009/04/semana-santa.html

Os deseo una Feliz Pascua